jueves, 18 de septiembre de 2008

Competimos o no sobrevivimos

Dr. Ricardo Vegas - Jefe de Productos Area Aves y Cerdos Swiss Agro, C.A. Telf: (0212) 238.6076 / 238.5223
En la actualidad, el mercadoavícola mundial se encuentra en franco proceso de crecimiento,debido al desarrollo tecnológico aplicado a la producción y la expansión del consumo por la amplia aceptación del ave como alimento sano y económico.
En todos los países donde la industria avícola forma parte del circuito agroalimentario de manera relevante, se están creando mecanismos de adaptación a la nueva situación mundial, donde las restricciones y medidas sanitarias son determinantes para lograr la sobrevivencia en el mercado. Cumplir o no con alguna disposición te coloca dentro o fuera del sistema. No hay alternativa: Cumplir con las normativas que se exige o no habrá acceso a mercados de exportación y, lo que es peor la presión productiva externa, amparada en el mercado globalizado, provocará la pérdida hasta del mercado interno.
En Europa están en vigencia fuertes restricciones al uso indiscriminado de antibióticos como promotores de crecimiento en todas las especies de consumo humano. Esto establece que sólo aquellos productos con real garantía de estar libres de residuos químicos y antibióticos son puestos a la disposición del consumidor. Hasta los grupos ecologistas han logrado establecer una matriz de consumo de productos animales “naturales” como la de huevos provenientes de gallinas no enjauladas. Estas restricciones sobre los antibióticos son cumplidas en países como México y Brasil en sus productos de exportación. Drogas como los nitrofuranos han sido excluidas de la cotidianidad terapéutica para salvaguardar la salud pública en algunos países del área.
En Venezuela, la restricción sobre nitrofuranos está vigente y mientras no se haga cumplir, tal como sucede actualmente, no sólo nos pone al margen de muchos mercados de exportación, sino que le hacemos un mal favor a los que esperan de los productos avícolas una fuente alimenticia segura.
Parece mentira que con el nivel técnico que ostenta nuestra industria, no haya logrado ponerse a tono con una medida sanitaria, si se quiere elemental, como lo es la eliminación de drogas como éstas. El argumento esgrimido por los defensores de esta vieja práctica terapéutica es la efectividad de los nitrofuranos frente a muchos problemas, además de sus bajos costos, pero no existe ninguna referencia en el mundo donde la exclusión o sustitución de dichas drogas en la terapéutica animal causen algún tipo de pérdida irreparable al sistema de producción. Todo lo contrario, al no tener este tipo de arma nos obliga a redoblar los esfuerzos en manejo y prevención que al final redundará en beneficios por ahora insospechados.
Otras de las medidas restrictivas con las que se enfrentan las industrias como la nuestra para alcanzar al mercado de exportación, son las que se enfocan en lograr una reducción significativa de enfermedades que tienen origen en los productos alimenticios como los avícolas. Las medidas están orientadas a disminuir la contaminación con bacterias patógenas como la salmonela y el campilobacter. En países como EEUU se dirigen los esfuerzos a evitar la contaminación en las salas de matanzas y en prevenir la contaminación en las granjas avícolas, para ello se han establecido cronogramas de trabajo para que a mediano plazo se cumplan una serie de parámetros establecidos en programas concretos con la única finalidad de proveer al consumidor alimentos seguros. Mercados naturales para la industria avícola venezolana como es el área del caribe, seguramente se colocarán en orden con estas restricciones. Muchas son las acciones que tendremos que implementar para alcanzar estos niveles competitivos, sólo nos toca comenzar.
Hasta ahora las barreras sanitarias han evitado que productos avícolas entren a nuestro país previniendo un eminente colapso, pero cada día estamos más cerca de entrar a convenios internacionales donde se abrirán mecanismos tendientes a crear mercados globales y regionales, éstas y otras barreras no existirán. Cuando lleguen esos momentos debemos estar listos para evitar la inundación de productos avícolas americanos, brasileños, entre otros y, además, competir en precio y calidad por el mercado del caribe. Definitivamente hay que trabajar en esa dirección con prisa y sin pausa.

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